miércoles, 26 de febrero de 2014

Hablemos de...La Compañía de Jesús, mundialmente conocida como Los Jesuitas


Muy buenas y acojonantes noches.
¿Qué tienen en común nuestro incombustible Antonio doble 00 Castillo y el mismísimo Papa Francisco?, que el primero estudió en los jesuitas y que el segundo es jesuita, por este motivo nos hemos desplazado hasta el mismísimo barrio de Montmartre en París, más concretamente a la Iglesia del Sagrado Corazón. Pero como nosotros sin aditivos no funcionamos, nos hemos ido a despejarnos a la Bonne Franquette a tomarnos unas rondas de Frapin Cuvée 1888 para ir cogiendo ritmo.

Hemos querido investigar un poco a cerca de los orígenes de los jesuitas, ya que lo que todos o por lo menos yo, tenía entendido era su condición de excelentes docentes a parte de ser religiosos, pero...¿Quiénes fueron en realidad los jesuitas, y quién fue en verdad su fundador?. Comencemos !!!!

Ignacio de Oñaz y Loyola nació en 1491 en el seno de una antigua familia cristiana, noble y bien relacionada. Tras una carrera militar truncada por una grave herida y un repentino interés por la mística durante su convalecencia, comenzó su peregrinaje  que lo llevaría hasta Jerusalén, donde trabó amistad con Diego Manes, comandante de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Finalizada su aventura en Tierra Santa, Ignacio regresó a España en la primavera de 1524 decidido firmemente a abrazar la carrera religiosa. Más tarde, el 2 de febrero de 1528, con 37 años de edad, viajó a la Universidad de París para completar su formación. Comenzando con sus dos compañeros de habitación en la universidad, Ignacio se hizo pronto con un reducido y fiel círculo de jóvenes amigos cautivados por su carisma. Se trataba de jóvenes entusiastas e inteligentes, católicos, que como el propio Ignacio, veían con inquietud los acontecimientos que amenazaban la unidad de la Iglesia. Años después, Loyola y sus acólitos tomaron el nombre de la Compañía de Jesús. El 15 de Agosto de 1534, festividad de la Asunción de la Virgen, los miembros de la Compañía hicieron voto solemne de servicio a Nuestra Señora en la iglesia de Santa María, en Montmartre, añadiendo el voto de llevar a cabo sin preguntas ni reparos cualquier tarea encomendada por el Papa.

La ceremonia de ordenación de los nuevos mandos de la orden daba fe del fanático antiprotestantismo de aquellos primeros tiempos: «Además, prometo y declaro que, cuando se presente la oportunidad, haré la guerra sin descanso ni cuartel, secreta o abiertamente, contra todos los herejes, protestantes y liberales, tal y como me ha sido ordenado hacer, hasta exterminarlos de la faz de la Tierra; y que no los respetaré por su edad, sexo o condición: y que ahorcaré, abrasaré, mataré, herviré, desollaré o enterraré vivos a todos los infames herejes cortando los estómagos y vientres de sus mujeres y estrellando las cabezas de sus infantes contra los muros, a fin de aniquilar para siempre su execrable raza. Cuando esto no pueda ser hecho abiertamente, emplearé secretamente la copa envenenada, la cuerda que estrangula, el acero del puñal o el plomo de la bala sin mirar el honor, rango, dignidad o autoridad de la persona o personas, cualesquiera que sea su condición en la vida pública o privada.»

John Carroll funda en 1789 la Universidad de Georgetown, y que actualmente sigue regentada por jesuitas. El escudo de esta prestigiosa institución es posible que nos hable con mayor elocuencia que ningún libro de historia sobre el origen de los Estados Unidos. Un águila sostiene en una pata una cruz, mientras que la otra agarra firmemente un compás masónico, todo ello bajo el lema «Utraque unum » (uno y otro). Había nacido un coloso que estaba en deuda tanto con la Compañía de Jesús como con los masones, de cuya filas habían salido la gran mayoría de los firmantes de la Declaración de Independencia. 
No volvemos a saber de los jesuitas en EEUU hasta 1861, en plena guerra civil estadounidense, cuando el presidente Abraham Lincoln hacía partícipe a un amigo de sus más íntimas sospechas: «Cada día siento de una manera más clara que no estoy luchando solamente contra los norteamericanos del Sur. Creo que detrás de ellos se encuentra el Papa de Roma, sus jesuitas y sus esclavos. Muy pocos son los líderes sureños que no se encuentran bajo la influencia de los jesuitas, ya sea directamente, a través de sus esposas, sus relaciones familiares o sus amistades. Divide nuestra nación para debilitarla, someterla y controlarla...»
Treinta años después del asesinato del presidente Lincoln, el general de brigada Thomas M. Harris, publicó un pequeño libro titulado «Rome´s responsability for the assassination of Abraham Lincoln», en el que revelaba que la muerte del presidente había sido fruto de un elaborado complot jesuita destinado a extirpar de la cabeza del gobierno estadounidense a un líder que no estaba dispuesto a plegarse a sus exigencias. 

Lo que nos queda de todo esto a día de hoy es que la Compañía de Jesús se ha embarcado en aventuras mucho más cercanas a los intereses de los más desfavorecidos, como la extensión de la teología de la liberación de Latinoamérica, y que continúa siendo una formidable fuerza en el seno de la Iglesia y, por ende, del planeta. 

Total, tanto tiempo escuchando historias de los masones, etc. y ahora resulta que la historia de los jesuitas y de la Compañía de Jesús es interesantísima, tanto que nuestro Antonio Castillo se ha ido echando leches y con dos copas de Frapin de más a su antiguo colegio, el San Estanislao  de Kostka en el barrio del Palo, en Málaga, perteneciente a la Compañía de Jesús. Ha roto los candados de la armería, se ha enfundado su traje Ninja-Jesuita y ha comenzado una auto-cruzada contra el imperio del mal a nivel local (de momento). Antonio se ha conjurado con el papa Paco y va a someter a los infieles, a los chorizos, a los de la British Airways y demás gentuza al frío acero templado de su espada toledana. 
Muchos ánimos Antonio y saca filo a la espada que te va a hacer falta !!!!

Un fuerte abrazo a la Compañía de Jesús, a los Jesuitas y a Antonio.
@maspomada

Jesús González.2014












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