domingo, 9 de marzo de 2014

Fritz Haber. como sacar toneladas de oro de los mares


Muy buenas noches a todos desde aquí, del mismísimo Core Club de Nueva York, junto a mi colaborador Antonio Castillo disfrutando de la hospitalidad de uno de los mejores clubes del mundo. Para abrir boca nos han puesto un buen vino blanco, un tal Romanée -Conti, acompañado con unas deliciosas reinas del bosque, que para quien no lo sepa, son las mejores setas del mundo (y el mejor vino blanco del mundo), lo normal. Y es que para nuestros bolsillos no existe la crisis, luego veremos quien de los dos paga esto, pero de momento disfrutemos estas exquisiteces.

Tras la Primera Guerra Mundial el químico y premio Nobel alemán Fritz Haber (1868-1934), impulsor de la guerra química, se embarcó en un extraño proyecto para ayudar a su patria. El Tratado de Versalles estipulaba que Alemania debía abonar, en concepto de reparaciones, veinte mil millones de marcos de oro en un plazo que expiraba en mayo de 1921, y unos ciento treinta y dos mil millones más en plazos sucesivos. La cantidad reclamada equivalía a dos tercios de las reservas de oro existentes en todo el mundo. Para agravar la situación, los aliados habían dejado son efecto las patentes alemanas, cuidadosamente protegidas, incluido el famoso procedimiento Haber-Bosch, privando al país de medio con los que obtener ingresos para pagar las cantidades exigidas en concepto de reparación por daños de guerra. Partiendo de que una tonelada de agua de mar contiene varios miligramos de oro, Haber calculó que los océanos del mundo podían proporcionar muchísimas toneladas de oro. En julio de 1923, acompañado por un equipo de catorce investigadores, Haber embarcó en Hamburgo con destino a Nueva York en el transatlántico Hansa, en el que había instalado un laboratorio para detectar minúsculas cantidades de oro existentes en el agua. En octubre llegó a Argentina para explorar los mares del hemisferio sur. Un año después viajó desde San Francisco hasta Honolulú, Yokohama, los mares de China, el océano Indico y, a través del Canal de Suez, el mar Mediterráneo. Además tenía amigos que le enviaban muestras de agua de mar de diferentes puntos del globo. Mientras tanto su equipo de investigación, rodeado de una atmósfera  de sigilo, examinó unas cinco mil muestras de agua en Berlín, llegando finalmente a la conclusión de que la estimación inicial estaba muy por encima de la realidad. La concentración real de oro por tonelada era de 0,008 miligramos, lo que equivalía a una milésima parte de la cantidad estimada inicialmente. Las esperanzas de aprovechamiento del agua de mar se habían desvanecido.

Nosotros estamos más que convencidos de la validez de las teorías del señor Haber, y presumimos de saber que fue todo un complot por parte de sus ratas de laboratorio para que no vaciaran los océanos en busca de oro, por ello Antonio y yo nos hemos embarcado en un crucero aquí en los puertos de San Francisco, concretamente en el Queen Elizabeth, que invitados por la Cunard Line vamos a poder disfrutar de un pequeño camarote aquí en la chalupa esta, un doble exterior con balcón club Britannia creo que se llama esto donde nos han metido. Pertrechados con el quimicefa de los años mozos de Antonio, vamos a surcar los mares en busca de oro. En estos momentos estamos partiendo de San Francisco rumbo a Honolulú, Maui, Pago Pago, Apia, Nuku Alofa, Auckland, Bay of Islands para ir a parar al final de nuestro experimento en Sydney.

Para poder pasar totalmente desapercibidos con el ambiente festivo del barco, Antonio y yo nos hemos soplado ya unas quince copas de ron y fumado unos cuantos habanos, el problema es que lo hicimos en el mismo puerto y tuvimos que subir los dos agarrados el uno al otro, no sabemos si llegaremos al final de la travesía o al menos el de la escalinata. Para poder obtener las muestras de agua de los mares hemos patentado un sistema que es infalible. Cada dos millas náuticas empujo a Antonio por la borda al grito de Ahooooooooooooora al que seguido va el de Hombre al aguaaaaaaaaaaa !!!!!
Estamos convencidos de la cordialidad de la tripulación británica y sabemos de buena tinta que pararán las veces que haga falta para recoger a Antonio, pero por si las moscas, echad un ojo a estos mares de vez en cuando por el google earth. 

Esperando que el experimento funcione nos despedimos al ritmo de la conga desde el Queen Elizabeth. Un fuerte abrazo a todos !!!
@maspomada

Jesús González.2014










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