jueves, 20 de marzo de 2014

Robert E. Cornish (1903-1963). Restaurador de vidas


Muy buenas y nocturnas noches. Tengo a mi amigo y colaborador Antonio Castillo con los pelos de punta, bueno... con los del brazo después de haber investigado el caso que nos ocupa hoy. 

Robert E. Cornish fue un niño prodigio que se graduó con honores en la Universidad de California a los dieciocho años y que obtuvo un doctorado a los veintidós. Trabajó luego en varios proyectos, incluido uno que le permitía leer periódicos bajo el agua con gafas especiales. En 1932, comenzó a interesarse por la idea de que se podría restaurar la vida después de la muerte. La piedra angular de su proyecto consistía en un balancín que se utilizaba para mantener la sangre fluyendo en los pacientes recientemente fallecidos. En 1933, intentó revivir a víctimas de ataques al corazón, ahogados y electrocutados mediante el balancín, pero no obtuvo éxito. Entonces Cornish decidió perfeccionar su método experimentando con animales y probó a revivir dos perros (Lázaro IV y Lázaro V), que fueron declarados clínicamente muertos y luego de nuevo vivos el 22 de mayo de 1934 y 1935, respectivamente. Mientras se les mantenía el cuerpo sobre el balancín arriba y abajo para que la sangre no dejase de fluir por sus venas y arterias, se les inyectó una mezcla de epinefrina (adrenalina sintética) y anticoagulantes. Tras estos aparentes éxitos, Cornish se atrevió a intentar el proceso en un prisionero condenado a muerte, Thomas McMonigle, que aceptó ser su conejillo de indias. Pero el estado de California le negó el permiso a Cornish por miedo a que tuviesen que liberar a Mcmonigle si la técnica funcionaba...Cornish también se interpretó a sí mismo en la película de 1935 Vuelta a la vida, basada en la historia de sus controvertidos experimentos.

Amigos, amigas, científicos y demás gente de este loco mundo, hoy día 20 de marzo del 2014 hemos logrado convencer a nuestro Antonio para que se ofrezca voluntario en el famoso experimento de restaurar la vida del tal Cornish. Antonio valientemente se negó, es más, arañaba todo lo que se le ponía a tiro, daba patadas, bocados, escupitajos, el tío no veas como se zafaba pero finalmente después de meterle un dardo para sedar dinosaurios conseguimos que entrara en razón y dormido aceptó el experimento.
Ya amordazado de pies y manos le tenemos tumbadito y calentito en el balancín. Hemos de decir que por falta de presupuesto nos hemos tenido que ir al balancín de la guardería de mi hijo, aquí en la Cala del Moral (Málaga), hemos acoplado una camilla en mitad del balancín y tenemos a dos niños de tres y dos años y medio subiendo y bajando el condenado balancín. 
Bueno, el experimento consistirá seguir al pie de la letra las indicaciones del maestro Robert que consistirán en lo siguiente:


  1. Provocar el fallecimiento de Antonio.
  2. Mientras los niños balancean suministrar una corriente eléctrica lo suficientemente potente para "tumbar" a Antonio
  3. suministrar epinefrina al individuo y anticoagulantes.
  4. seguir balanceando hasta que "regrese" Antonio con nosotros.
Comencemos el experimento. Ahoooooooooooraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa !!!!!!!!

Inmediatamente le metimos un calambrazo a Antonio gracias a la farola de la puerta de la guardería, con lo que nuestro Antonio cayó fulminado, en ese momento Antoñito y Alfredito comenzaron a balancearse endiabladamente, ahí fue cuando me acerqué a suministrarle la medicina a Antonio, pero nos dimos cuenta que en vez de epinefrina teníamos aspirina, y que en vez de anticoagulante lo que habían traído era anticongelante. Fueron unos segundos de nerviosismo y pánico en la guardería, Antoñito y Alfredito mientras lloraban no dejaban de balancearse. Finalmente le inyectamos a Antonio el "remedio" con una jeringuilla para orangutanes. El silencio se adueñó de la guardería, los niños miraban esperando una respuesta por parte de Antonio, los del balancín emplazaban a tener calambres, parecía el final de nuestro querido y amado Antonio, cuando en un acto reflejo de la srta Mari Lin Monroe, se acercó a Antonio, le dio un cachete en el culete y le dijo: «venga ya zagalín, levántate ya que es hora de comer !!!», milagrosamente Antonio se levantó como un resorte y mirando a los ojos de la Monroe le dijo: «srta Monroe, que delicatessen tenemos hoy ???»
Y mientras vemos a Antonio comer un buen puré de verduras con carne y una natillas de postre, entre sollozos nos cuenta a todos el mal rato que se ha llevado, mientras que todos los alumnos de la guardería le escuchan con atención, incluido Karem que es un poco gamberrillo...

Bienvenido Antonio !!!!.

Un fuerte abrazo a todo el personal de la Guardería la "Gaviota".


@maspomada 

Jesús González.2014









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