miércoles, 8 de julio de 2015

Desde Duke St. El Proyecto Sunshine.


Muy buenas noches una vez más.
En este blog hemos podido contar historias bastante raras, pero como la de hoy pocas.

El ejército de los EEUU se planteó y llegó a realizar estudios para fabricar una bomba que provocara la homosexualidad en el enemigo con la finalidad de minar la moral y la disciplina de las tropas. La idea que se trató de desarrollar fue la creación de bombas que lanzaran agentes químicos capaces de alterar las hormonas y hacer que los soldados se sintieran irresistiblemente atraídos entre sí, hasta el punto en que olvidarían en motivo por el que se hallaban en el campo de batalla y se dedicaran a flirtear con sus compañeros. El proyecto, que fue presentado en el Pentágono en 1994, contaba  con un presupuesto previo de 7,4 millones de dólares para el desarrollo y producción masiva durante seis años de esta arma. En 1994 el Laboratorio Wright de las Fuerzas Aéreas de los EEUU, en Ohio, realizó una propuesta de tres páginas con una serie de posibles armas químicas no letales, que terminaría en manos del llamado Proyecto Sunshine (incluidas notas al margen y erratas) gracias a una petición de documentos oficiales basada en la Ley de Libertad de Información. En una frase del documento se sugiere que un afrodisiaco fuerte podría ser lanzado sobre las tropas enemigas, teóricamente, con una sustancia que produjera «comportamientos homosexuales». El arma afrodisíaca fue descrita como «desagradable pero completamente no letal». En la sección «Nuevos descubrimientos necesarios», el documento implícitamente reconoce que existían, ni existen, productos químicos de este tipo. El documento también incluye otras ideas no convencionales, como rociar a las tropas enemigas con feromonas de abejas y luego esconder muchas colmenas en el área de combate, o rociar a los enemigos con una sustancia que provocara halitosis o mal olor, para hacerlos fácilmente identificable.

En nuestro laboratorio aquí en Duke St. hemos podido acceder a una pequeña muestra guardada por sir Alfred, que perteneció al staff del proyecto en cuestión. Y como no, la hemos probado con nuestro probador oficial titulado, es decir, Antonio Castillo. Le hemos rociado sin que se diera cuenta una ínfima cantidad del mejunje este y lo hemos soltado en el centro de Londres. Resultado; el caos se apoderó de Londres, no solo salió su vena gay sino que también estaba en celo e intentó violentar sin éxito al primer ministro a su paso por Downing St. Antonio se recupera actualmente con una tarifa plana en la maison amour.
@maspomada

Jesús González.2015

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