viernes, 3 de julio de 2015

Desde Duke´s St. Tsunami de cerveza


Buenas noches, sir Alfred nos contó hace poco una historia un tanto curiosa ocurrida en 1814 que merece la pena contar por aquí.

El 17 de octubre de 1814, cuando aún el jóven Alfred contaba con 65 años de edad, uno de los toneles de fermentación de la cervecería londinense Meux & Company Brewery explotaba, debido a la falta de mantenimiento, causando estragos. La explosión expulsó miles de barriles que colisionaron contra otros toneles abriendo literalmente miles de filtraciones de cerveza. 
Pasaron sólo unos segundos hasta que, por la simple fuerza de la gravedad, el mar de alcohol (formado aproximadamente por 1.468.000 litros de cerveza) tomara rumbo hacia el empobrecido barrio de St. Giles. El tsunami cervecero derrumbaría dos casas y arrasaría las pertenencias de docenas de personas; incluso hundiría la parte superior de un pub cercano, atrapando durante varias horas a una camarera. De las nueves personas que murieron, ocho perecieron ahogadas en cerveza, y una novena debido a una intoxicación alcohólica.

Mi secretario Antonio Castillo ha querido demostrar al señor Alfred que esto es imposible, que nadie perecería y que él saldría ileso de una catástrofe similar. Para ello nos hemos trasladado a la fábrica de cerveza Guinnes en Dublin. El señor Alfred que también fue técnico en detonaciones y explosivos durante al Primera Guerra Mundial, le ha metido suficiente explosivo para echar abajo la misma.
Lo único que pidió Antonio fue una jarra de cerveza. Al grito desgañitado de Antonio, el ya clásico Ahooooooooooooooooooooooooraaaaaaaaaaaaaaaaa !!!!!! detonó el señor Alfred los explosivos.
Un gran estruendo se apoderó de Dublin, la ola de cerveza negra invadía media Irlanda, unos 46.456.001 litros de cerveza negra inundaban Irlanda, una catástrofe. Tras unos ocho minutos y dos segundos interminables, y después de bajar la ola, por fin pudimos ver a Antonio nadando entre un mar negro y espuma. No hizo falta socorrerle, el tío mantenía la jarra en su mano derecha, nos miró, se subió el pantalón que enseñaba medio culo, se limpió las gafas que estaban empañadas, tosió un par de veces, encendió un chester mojado y dijo; «Alfredo, pídeme un taxi que me voy pa casa».

Muy buenas noches a todos.
@maspomada

Jesús González.2015

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